Epidemiología

Existen áreas de alta endemicidad: en el centro y sur de América, Medio Oriente, Asia y zonas del Pacífico occidental. En estas zonas, el 80% de los niños menores de 10 años, han padecido la enfermedad. Por un déficit de denuncia, la cantidad de casos reales es cinco veces superior a los declarados.

Cuanto más baja es la propagación del virus, mas alta la probabilidad de contraerla a edad avanzada. En la Argentina (de endemicidad moderada, aunque con distinta incidencia según las zonas geográficas) son afectados niños, adolescentes y adultos jóvenes. No es una enfermedad mortal, pero hay una incidencia de casos fulminantes que oscila en en un 0,1-1% (hasta un 3% en mayores de 50 años), con alta mortalidad o necesidad de transplante hepático.

Deben extremarse las medidas de detección - especialmente de las formas subclínicas - y la cantidad real de casos, mediante sistemas de vigilancia; y debe hacerse difusión de las formas de prevención.
El VHA presenta patrones de aparición cíclica, que oscilan con incidencias altas o bajas. Éstas están condicionadas por la acumulación de susceptibles y las condiciones socioeconómicas y medioambientales. Por ejemplo:
1) En las regiones de baja endemicidad, los picos se observan en determinados meses del año, por importación de virus de otras latitudes (vacaciones, período navideño, etc.).
2) En las de alta endemicidad, los patrones estacionales pueden reflejar las condiciones de diseminación (estación de lluvias, mala red cloacal, etc.).
3) En las de muy baja endemicidad, la lenta propagación del virus da como resultado una también baja inmunidad de la población. Por lo tanto la infección puede darse en cualquier momento y edad, y depende de la exposición (viajes a regiones endémicas, contacto con infectados o inmigrantes).
De ésto se desprende que en los lugares de baja endemicidad, la inmunidad de la población va disminuyendo, desplazando la infección a edades más avanzadas y con mayores riesgos por su mayor capacidad de desplazamiento y/o complicaciones físicas y sociales. En este caso la inmunización corrige tales efectos.
En los de alta endemicidad, las soluciones son: agua potable, tratamiento de excretas, educación sanitaria y mejora de la situación socioeconómica. Aquí, la vacunación masiva seria posible y beneficiosa, de contarse con vacunas de bajo costo.



Situación en Argentina

En el año 2004, en la República Argentina se notificaron 61.845 casos (una tasa de 170,6 casos por cada 100.000 habitantes) contra 50.399 casos en el 2003 (139 cada 100.000 habitantes). Por lo tanto y sabiendo que existe un déficit de denuncia además de casos sin diagnóstico, es factible inferir que esta tasa es mayor.
La incidencia de esta enfermedad por regiones es dispar, de acuerdo a estudios que se han realizado en distintas zonas geográficas. Las regiones NOA (Noroeste Argentino) y Cuyo fueron las que presentaron tasas por encima de los valores nacionales, en tanto que en las Centro y Sur se comprobaron tasas similares al promedio nacional. Las tasas del NEA (Noreste Argentino), fueron las más bajas del país y las de Cuyo, las más altas.
Estudios anteriores por grupo etáreo dieron también resultados disímiles: por ejemplo, de 0 a 14 años: Tucumán 81,4%; San Justo (Pcia. de Buenos Aires) 64,5%; Rosario 46,5%; Capital Federal 29,4%. Algunos estudios refieren zonas con un 46% de adultos serológicamente negativos.
La tasa de letalidad en menores de 14 años es de 1/1.000; pero aumenta en los menores de 5 años; 1,5/1.000, y es alta en mayores de 50 años: 27/1.000.(SINAVE 1999 - Revisión 2000).